Entrevista en Diario Médico
Recientemente salió publicada esta entrevista en Diario Médico. Hay algunas incorrecciones quizá motivadas por la premura al publicarlo y la falta de espacio. Una de ellas es que hace tiempo que no trabajo en el Hospital de la Princesa, de Madrid.
El periodista me hizo una entrevista telefónica y me envió el texto, que yo corregí, pero no salió publicado. Lo adjunto a continuación porque expresa algo mejor mi opinión sobre los distintos tipos de láser.
"Antes, la opción de tratamiento quirúrgico en adenoma de próstata era abrir al paciente, pero contábamos como consecuencia con un 20 por ciento de transfusiones sanguíneas; un 4 por ciento de incontinentes y un 4 por ciento de impotentes. Cuando llegó la posibilidad de realizar la resección transuretral se abrió una nueva vía, con gran éxito, pero con el problema de que sólo podía aplicarse en próstatas pequeñas o moderadamente grandes. Existía una limitación de tiempo quirúrgico de aproximadamente una hora y, aunque la necesidad de transfusiones disminuyó, seguía entre un dos y un diez por ciento y la recuperación laboral era de seis semanas de baja. Por lo general, era una cirugía eficaz pero "heroica", sobre todo para los pacientes.
Posteriormente aparecieron técnicas menos invasivas como el tratamiento con microondas, la electrovaporización, la dilatación por balón, el láser de Neodimio-Yag...todas ellas generaron una sensación de entusiasmo inicial, que luego se perdió al demostrarse que la eficacia no era ni mucho menos la esperada. Finalmente, apareció la técnica de enucleación con láser de holmio, que demostró ser una cirugía menos invasiva, con menos efectos secundarios, más ambulatoria y respetuosa con el paciente. El problema de esta opción de tratamiento es la curva de aprendizaje, que es muy larga porque se trata de una técnica muy compleja de ejecutar y difícil de aprender: muchos especialistas lo han intentado y no han conseguido superar la curva de aprendizaje con el láser de Holmio. En manos expertas los resultados son buenos, pero es difícil llegar a adquirir este grado de experiencia. Quizá su uso se limite a centros con alto volumen de pacientes y algo grado de especialización.
La llegada del láser verde de 80 vatios mejoró la situación, porque es una técnica mucho más asequible y fácil de aprender, de hecho en España ya se realiza en 50 centros. Gracias a estudios de seguimiento de hasta cinco años, hemos comprobado que los parámetros que logramos equivalen en eficacia a la cirugía tradicional, pero con la ventaja de una morbilidad mínima. Los pacientes se recuperan y vuelven a su vida normal rápidamente. Hoy en día es una técnica establecida en todo el mundo y se han realizado más de 300.000 operaciones de este tipo. La nueva versión de láser verde de 120 vatios es mucho más rápida y eficaz y permite además tratar próstatas de gran tamaño.
El láser de Thulio tiene una longitud de onda parecida a la del láser de Holmio, y la técnica quirúrgica es similar. Es prometedor, pero también cuenta con las limitaciones antes citadas de una curva de aprendizaje larga.
El caso es que dado el éxito del láser verde y el aumento de la demanda de este tipo de tratamientos por los pacientes, últimamente está proliferando la oferta comercial de muchos tipos de láser más baratos, y esto está generando una sensación de confusión entre los profesionales. Por ejemplo, los láseres de diodo (Biolitec, Limmer), penetran a una profundidad mucho mayor en el tejido prostático, de hasta un centímetro, dejando mucho tejido necrótico en la próstata y comprometiendo los resultados postoperatorios. No hay evidencia científica alguna que sustenten su utilidad clínica. El láser de diodo rojo no tiene hoy por hoy ningún papel en HBP, hay que lanzar un mensaje de cautela en este sentido.
Creo que el láser verde es una de las mejores opciones disponibles en la actualidad, y que el láser de holmio, en manos muy expertas, también tiene su lugar. El caso del láser de Thulio es interesante, pero aún no existe mucha literatura publicada y quizá haya que esperar algún tiempo para ver qué papel adopta en este panorama. En todo caso, hay que saber que el láser ha llegado para quedarse en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata. Hay que recordar que un láser es un bisturí, y el que trata al paciente es el urólogo. Es muy importante que estas técnicas se realicen correctamente, por urólogos bien entrenados y si es posible expertos, para obtener los mejores resultados. El tiempo dirá qué papel ocupará cada tipo de láser en el tratamiento de la HBP"
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