Jedda, Arabia Saudita, segunda parte
Esta mañana he madrugado para desayunar en el Hotel Le Meridien con mi amigo el Dr. Gordon Muir, de Londres, que se encontraba también en Jedda, y con Fareed Al Shanti, el distribuidor del láser HPS en Arabia Saudita que me invitó a formar a los urólogos del International Medical Center.
Luego fuimos al Hospital para operar tres pacientes con hiperplasia benigna de próstata. El primero lo hizo el Dr. Al Tayyib, que parecía un cirujano experto a pesar de haber hecho solo tres casos. El segundo era un paciente con una próstata de 115 gramos, y me tocó hacerlo a mí.
Casi desde el comienzo de la cirugía comenzó a sangrar un poco, nada que fuera peligroso para el paciente, pero lo suficiente para no permitir una buena visibilidad y decidí colocar un trócar suprapubíco para mejorar la irrigación y poder terminar la intervención de forma satisfactoria.
Me alegró que los urólogos que presenciaron la intervención porque pudieron aprender cómo manejar estos casos más difíciles y poder terminarlos con éxito. Luego me presentaron un paciente mucho más complejo. Un anciano de 85 años, con cierto grado de demencia y un riesgo quirúrgico altísimo, diabético, cardiópata... estaba sondado por no poder orinar y la familia preguntaba si se podía hacer algo por él. Tras hablarlo con los anestesistas, decidimos intentarlo con anestesia raquídea. Le tuvimos que operar sentado para que tolerara la posición, pero pudimos concluir la intervención sin ningún problema... todos estaban fascinados al ver cómo estos pacientes, que antes estaban condenados a la sonda de por vida por ser inoperables, pueden operarse con mucha seguridad.
Terminamos a las 9.30 y tras saludar a la familia del paciente bajé a la sesión científica que había organizado el hospital con el motivo de mi visita. Vinieron muchos urólogos de Jedda. Hice una charla e intenté transmitirles mi experiencia y lo que ha supuesto este tratamiento para mis pacientes. Luego hubo una ronda de preguntas, y luego cenamos todos juntos. Había mucho interés en conocer todos los aspectos de la técnica y lo pasamos bien.
Me voy de Jedda fascinado por la ciudad, que está llena de palacios y mezquitas maravillosas, por su gente, enormemente amable y cariñosa y por el increible hospital donde hemos operado.
Por la noche cogí el avión de vuelta a las 3.00 de la mañana. He dormido como un pepe, estaba agotado.
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